sábado, 11 de noviembre de 2017
Aplicación clínica
El bloqueo epidural es una técnica de anestesia y analgesia loco-regional
metamérica de enorme utilidad clínica. Sus únicas contraindicaciones son: la
negativa del paciente, alergia a anestésico local empleado, trastornos de
coagulación, infección localizada en la zona de abordaje y relativamente, la lesión
neurológica previa.
El espacio epidural se encuentra dentro del conducto vertebral, entre el ligamento
amarillo y la duramadre medular. El anestésico local que se inyecta en este
espacio se distribuye en sentido ascendente y descendente, bloqueando los
nervios espinales en su trayecto desde la médula espinal hasta los orificios
intervertebrales correspondientes. El bloqueo epidural afecta a todas las modalidades de la función nerviosa, es
decir, motora, sensitiva y autonómica. Sin embargo, se puede obtener un bloqueo
“diferencial“ regulando la concentración del anestésico local. A diferencia de la
anestesia subaracnoidea o intradural, en la que el anestésico local se mezcla y
difunde en el líquido cefalorraquídeo, en el espacio epidural, el fármaco se
distribuye por desplazamiento de todo el volumen inyectado. Casi siempre se
admite que parte del anestésico local se escapa del espacio epidural a través de
los orificios intervertebrales y que, por eso, el grado de extensión de una inyección
de anestésico local a nivel epidural resulta imprevisible. De todos modos, es mejor
considerar el espacio epidural como un espacio cerrado por motivos anatómicos y
prácticos, en el que no se produce ningún escape lateral o, al menos, si se
produce es muy limitado.
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